Hubiera dicho mejor en ella, en esta/ésta:Al contrario del resto de los diccionarios, el DRAE recoge la característica de que la privacidad es una dimensión del ser humano que es objeto de protección jurídica, pues disfrustamos del derecho de que nadie se entrometa en la misma.
mismo, ma.
(Del lat. vulg. *metipsĭmus, combinación del elemento enfático -met, que se añadía a los prons. pers., y un sup. de ipse, el mismo).
1. adj. Idéntico, no otro. Este pobre es el mismo a quien ayer socorrí. Esa espada es la misma que sirvió a mi padre.
2. adj. Exactamente igual. De la misma forma. Del mismo color.
3. adj. U., por pleonasmo, añadido a los pronombres personales y a algunos adverbios para dar más energía a lo que se dice. Yo mismo lo haré. Ella misma se condena. Hoy mismo lo veré. Aquí mismo te espero.
Nótese que ninguno de los usos anteriormente señalados del adjetivo privado admiten su sustitución por íntimo sin que se produzca un cambio de sentido:
admite Cuando ninguno lleva un complemento nosotros, vosotros la concordancia verbal puede variar entre ambos términos: puede concordar el verbo con ninguno o bien con nosotros o vosotros, aunque es más usada la concordancia con el pronombre indefinido ninguno:
Ninguno de nosotros supo cómo contestar.
Ninguno de nosotros supimos cómo contestar.
791 (d). El verbo de construcción impersonal puede llevar su acostumbrado régimen: «Se pelea por el caballo»; «Se vive con zozobra»; «Se trata de un asunto importante». Pero aquí se ofrece una duda: ¿el complemento acusativo subsiste tal en la construcción impersonal cuasi-refleja, o varía de naturaleza? Cuando decimos, «Se admira a los grandes hombres»; «Se colocó a las damas en un magnífico estrado», ¿debemos mirar estos complementos a los grandes hombres, a las damas como verdaderos acusativos? Yo me inclino a creer que no; lo primero, por la modificación de significado que esta construcción produce en el verbo: se admira es se siente admiración; se coloca es se da colocación; se alaba es se dan alabanzas; sentido que parece pedir más bien un dativo. Lo segundo, porque si el complemento tiene por término el demostrativo él, no le damos otras formas que las del dativo: -228- «Se les admira» (a los grandes hombres), no se los admira235. Lo tercero, porque si el complemento lleva por término un nombre indeclinable, es de toda necesidad ponerle la preposición a, que en el dativo de estos nombres no puede nunca omitirse, como puede en el acusativo; así, o decimos: «Se desobedece a los preceptos de la ley divina», en construcción impersonal, o «Se desobedecen los preceptos», en construcción regular, haciendo a los preceptos sujeto; pero no podemos decir: «Se desobedece los preceptos». Contra esto puede alegarse que el verbo en la construcción impersonal pide las formas femeninas la, las: «Se la trata con distinción», «Se las colocó en los mejores asientos». Pero esta razón no es decisiva, porque la y las son formas que se emplean frecuentemente como dativos. De manera que la regla es emplear en la construcción impersonal como dativo el que en la construcción regular es acusativo; pero con la especialidad de preferirse la y las a le y les en el género femenino236-106.Generalmente, a los asuntos que forman parte de ese ámbito reservado del individuo y que en determinadas ocasiones se cuentan a un confidente se los denomina intimidades, en plural (p. ej., «Me sonrojo al oír sus intimidades»).
Pero él mismo, al fin y al cabo, llega a las siguientes conclusiones:Si observamos los siguientes ejemplos extraídos de la prensa española, nos percataremos de que el concepto al que se refiere el término privacidad no es el de ‘intimidad’, según los sentidos señalados anteriormente:12No obstante, la confusión entre intimidad y privacidad no es rara. Por ejemplo, con relación a la publicación de la drogradicción de Naomi Campbell, en el mismo periódico El Mundo (28-3-2002) otra periodista titula una noticia al respecto con las siguientes palabras:Y aquí ya no hay nadie que pueda oponerse.Morfológicamente, privacidad es un calco del inglés privacy y del francés privacité. Es posible que el término en español no sea un ejemplo de «pureza» morfológica, pero se encuentra dentro de los límites del sistema de la lengua, es decir, dentro de las posibilidades expresivas que ofrece el sistema. Sincrónicamente existen numerosas palabras análogas en su morfología que no ofrecen dudas sobre su aceptabilidad, como multiplicidad, mendicidad, sagacidad, toxicidad, complicidad, etc.En el caso de privado-privacidad, la alternancia presente es d/q, que tampoco es rara en español: delgado-adelgazar, abad-abacial, atender-atención, abogado-abogacía.